jueves, 24 de mayo de 2012

Final de copa

Los dos equipos que más han mimado el balón a lo largo de la temporada 2011-12 cierran hoy el ejercicio con una final apasionante e incierta que supondrá también la despedida de Guardiola en su etapa como entrenador barcelonista.
La plantilla que todavía dirige el técnico de Santpedor desea brindarle la Copa del Rey a modo de adiós. Sería el decimocuarto título del mejor período de la historia del Barça.
El último obstáculo en esta Copa con sabor a Champions es el Athletic de Bielsa, el equipo revelación de la temporada, que sin embargo parece haberse desinflado en el tramo final.
Del mismo modo que para el Barça la despedida de Pep supone un estímulo extra, el Athletic se alimenta de la imperiosa necesidad de ganar un título tras veintiocho años de sequía y, sobre todo, tras la derrota en la final de la Europa League.
El Barça ha tenido que superar un camino plagado de obstáculos para llegar hasta la final del Calderón. Tras una cómoda eliminatoria ante el Hospitalet, en un mes de enero de una gran intensidad, superó a Osasuna, Real Madrid y Valencia.
El propio Guardiola definió las eliminatorias de cuartos y semifinales como “dos eliminatorias de Champions”. Haber dejado en la cuneta una vez más al Madrid de Mourinho, especialmente, supuso un gran desgaste para los azulgrana. Si el Barça pierde la final de hoy, el esfuerzo habrá sido en balde.
La eliminatoria de cuartos de final ante el Madrid fue la de Mourinho esperando en el parking del Camp Nou a Teixeira Vitienes, como un vulgar macarrilla.
El Barça había ganado en la ida con goles de Puyol y Abidal y encarriló la vuelta por mediación de Pedro y Alves a pesar de las grandes dificultades que planteó un Madrid que por primera vez en más de tres años tuvo a los azulgrana contra la pared.
Después, eliminar al Valencia supuso otro gran esfuerzo. El Athletic es el último desafío en pos de un un título con un altísimo valor deportivo, con aroma incluso a Champions.
El cierre de una edad de oro
También las circunstancias dan a esta Copa un aura de torneo de primerísimo nivel. Es la despedida de un técnico colosal y una derrota dejaría un triste regusto que la impecable trayectoria de este equipo no merece.
El conjunto de Guardiola puede sumar su decimocuarto título en cuatro temporadas. Ganar o perder no puede condicionar la valoración de la mejor etapa de la historia del Barça, pero sí hará más digerible o más complicada la sucesión. Sobre todo, el Barça quiere cerrar esta etapa con una Copa que, después de una temporada complicadísima, supone mucho.
El Barça afronta la final con varias ausencias en el once que, en el ya lejano mes de agosto, habría sido consensuado como alineación titular. No estarán en el Calderón Víctor Valdés, por coherencia con la gestión del grupo, ni Alves, Abidal y David Villa por lesión.
Tal vez demasiada concesión frente a un Athletic que no tiene bajas y que espera haber recuperado en los últimos diez días las energías físicas y mentales tras el golpe que supuso perder la Europa League. Un último esfuerzo espera al 'Pep Team'.

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